Te has puesto a pensar en cuantas de las actividades que haces, las
haces realmente por pasión, por amor a lo que estás haciendo y cuantas por
llenar espacios vacíos, los famosos vacíos existenciales.
En ocasiones, sentimos una sensación
de oquedad, tan peligrosa pues en ocasiones se torna ordinaria, dicho espacio
vacante lo tratamos de llenar con posesiones, ¡Sí!, con eso de lo que carecimos
de niños y que hoy pensamos es sinónimo de felicidad; con logros, cuantos de
nosotros no hemos ido al colegio solo para estar con nuestros amigos, para dar
gusto a la familia o simplemente por competencia; con relaciones y muchos más…
pero en verdad ¿se puede llenar nuestro vacío existencial?
Hay un viento que sopla en
nuestro interior, tal vez es lo que los espirituales le llaman “alma”, que
parece deambular en un terreno baldío de la vacuidad, es como si fuésemos semillas
inútiles en el desierto, sin ninguna posibilidad de germinar y así cumplir con
nuestro potencial.
Nuestra nada es un vacío
interno con apetito insaciable, una especie de agujero negro en nuestra
esencia, intentando absorber nuestra vida haciéndola parecer hueca, carente de
fuerza interior, tan pobre de vigor para nosotros, pero irónicamente fascinante
para otros.
El vacío es una enfermedad
de nuestras profundidades, la angustia de la nada, pero con el poder de disolver
nuestro ser y la amenaza de consumirnos.
Bien, un vacío comúnmente indica
cierta falta específica, como cuando decimos “el vaso está vacío”, pero en
ocasiones dichos espacios que no han sido llenados no son tan fáciles de
detectar pues en ocasiones el punto de alarma es con que llenamos la carencia
que en ocasiones no percibimos a simple vista, “si yo tuviera más dinero…”, “si
él/ella no me hubiera dejado…” y es cuando comenzamos a llenar esos vacíos con
falsedad “no tengo a la persona que amo pero me veré mejor para cuando me vea
se arrepienta de haberme dejado” o cuantas veces hemos escuchado el “mis amigos
se empezaron alejar de mí, pues entonces salgo con nuevos amigos, publico imágenes
en fiestas ¿Quién extraña a quién?” pero en realidad ¿eso te llena?
Por años he llenado mi vida
de viajes, de experiencias para muchos “padres”, pero hace unos días platicaba
con alguien que me dijo:
- - Si hubiésemos sido novios me dejarías a cada rato por tus viajes.
- - Si fuésemos novios jamás me iría, o mínimo no lo haría sin ti – respondí.
Entonces comprendí porque el
ritmo de mi vida, porque el ir y venir... porque estoy llenando un vacío,
porque estoy tratando de evitar darme cuenta de mis huecos emocionales…
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